15 de març 2006

Bruguera, aquella historia por contar

Una de los capítulos más apetecibles de «Historia de mis calles» es el dedicado a Bruguera. En palabras del periodista Huertas Claveria, «un mundo editorial por fortuna desaparecido: cuando los trabajadores sólo tenían fiesta la tarde de Navidad». Cuenta González Ledesma que todo el barrio de Vallcarca dependía de Bruguera, la del tebeo «Pulgarcito»: «Los empleos fijos estaban en Bruguera, pero, además, las familias ensobraban cromos o cortaban papel en el comedor de casa. Todo el mundo sabía que dependía de Bruguera absolutamente...» Una anécdota: «El señor Francisco Bruguera iba por la calle Móra d´Ebre en su cochazo americano, cuando arrolló a un niño. No le hizo nada, porque el chaval se levantó en seguida, al lado de su madre. Hoy día, una mujer que ve atropellado a su hijo, con consecuencias o no, se lanza hacia el conductor y va a por sus ojos. Aquella madre dio una bofetada a su hijo y pidió a Bruguera perdón por las molestias. España estaba hecha a su medida; no es tan extraño que les pareciera una España lógica».
Bruguera significaba la seguridad. Una «Casa para toda la vida». No se lo creyeron Víctor Mora, el creador del capitán Trueno, ni González Ledesma. No querían enterrar su vida «en aquel pozo del que no quedaría nada de nosotros... sólo quedarían unos registros de entrada y una hojas de balance anual».


ABC
, 15 de marzo de 2006