8 de jul. 2007

Francisco González Ledesma

Marqués de Ferblanc

Como tantos, tantísimos otros, yo conocí la obra de Francisco González Ledesma a través de Silver Kane. Sus novelas del oeste no eran como las deliciosas obras maestras de Mallorquí, ni tampoco deconstruía el género, como dicen que ha hecho Eastwood, pero su fino, y a menudo no tan fino, humor me cautivó. Me lo pasaba pipa, vaya. Pero como sucede en estos casos, la edad, los estudios, las chicas, etc. me alejaron de Silver Kane. Más tarde lo redescubrí con sus novelas de Servicio Secreto y Enviado Secreto. Con ellas descubrí que no sólo era divertido sino que de cuando en cuando nos regalaba con alguna joya de una calidad increíble y, vamos, desde entonces seguí su obra.
Con el tiempo descubrí que Silver Kane no era otro que ¡Francisco González Ledesma! C*ñ*, pensé, pues vamos a por sus libros.
Así me hice con “Crónica Sentimental en Rojo” y el “Expediente Barcelona”. Grandes novelas sí, pero no sé, les encontré a faltar algo. En ese momento no supe verbalizarlo. Y de hecho no es que ahora vaya sobrado. La cuestión es que les encontré a faltar el toque “Silver Kane”. Es decir, su frescura, su habilidad narrativa y ese fino, y a menudo, amargo, humor. No soy justo, lo sé. Esas dos novelas son más extensas, más ambiciosas y están mejor construidas que cualquiera de Silver Kane. Pero vaya, mi sensación de que algo faltaba era real. Leí más libros de él pero mi impresión no desaparecía.
Y aquí es donde entran los comentarios de algunos amigos míos que han tenido la suerte de charlar largo y tendido con Francisco González Ledesma. Dicen que es muy humilde y que de esa humildad nace su deseo constante por aprender, por ir un paso adelante, de no estancarse. Esto es importante, porque esa cualidad es fundamental en todos los aspectos de la vida, no sólo en el creativo. Sea cierto o no (que lo será porque me lo han dicho personas de toda confianza) lo que es importante es que de un tiempo a esta parte cayeron en mis manos “Tiempo de Venganza”, “El pecado o algo parecido” y “Cinco Mujeres y Media”. Deliciosas, por no decir geniales. El autor suelta lastre, depura su estilo y logra tres obras insuperables. Así, casi de golpe, me reconcilio con González Ledesma y con Silver Kane y dejo de “verles” como escritores distintos.
Con “Historia de mis Calles” el autor se atreve con una autobiografía. Género que nunca me ha gustado hasta que leí ésta. González Ledesma mira hacia atrás con una tremenda honestidad y logra no sólo explicarnos su vida, sino que nos narra la historia de una sociedad, de una ciudad, de unos ideales. Un libro intenso, único.
Finalmente he leído “Méndez” y aquí me dije: me va a decepcionar. Los relatos cortos no son de mi agrado y menos en el relato negro. Prefiero narraciones largas donde personajes, escenarios y tramas se pueden desarrollar adecuadamente. Y González Ledesma me vuelve a pillar el puñetero. Aprovechando que ya conocemos a Méndez, su personaje más emblemático, nos encontramos con una colección de historias sin importancia, algunas banales, pero sólo en apariencia. Cada relato es el retrato de una desgracia, de una desesperanza, de un tiempo pasado que no sólo no volverá sino que además ha sido olvidado. Vaya, un libro imprescindible.
Ahora me falta leer su última novela “La ciudad sin tiempo” firmada con el pseudónimo de Enrique Moriel. Yo hubiera preferido Silver Kane o Taylor Nummy, pero ya se sabe que no se puede tener todo en esta vida…

Novela Popular
, 8 de julio de 2007

7 de jul. 2007

Méndez de Francisco González Ledesma

David Mayor

Una vez al mes voy al rastro a comprar viejas novelas baratas de Bruguera o de Toray o de la editorial Rollán. Bolsilibros de a duro que ahora cuestan cero cinco, con anuncios de coñac Veterano y de vaqueros Lois en la contraportada. Rebusco entre los cuarteados volúmenes de “Servicio Secreto”, “Punto Rojo” o “La huella”, colecciones de novela negra, de gángsters e imaginarios espías de los sesenta y setenta con apretada letra y virado papel amarillento, auténticos pulps españoles escritos a toda pastilla en varios días por novelistas a destajo que firmaban con seudónimo. Lou Carrigan, Frank Caudett, Edward Goodman –uno de las firmas que utilizara el escritor anarquista Eduardo de Guzmán-, Clark Carrados o Silver Kane, sin duda mi favorito, seudónimo acaso más prolífico como autor de novelas del oeste pero que oculta a uno de los grandes maestros del género criminal español, Francisco González Ledesma. Sí, maestro, por curtido en menesteres narrativos y porque este escritor barcelonés del barrio chino pertenece al canon policiaco de primer nivel. Y pertenece por doble motivo: uno industrial, aunque también sentimental; otro meramente literario. De un lado, González Ledesma ha publicado en la mítica serie negra de Gallimard y eso da rango –incluso recibió el Prix Mystère a la mejor novela extranjera publicada en Francia por La dama de Cachemira-; de otro lado, porque ha creado uno de esos personajes inolvidables, el descastado policía Méndez, capaz tanto de dar forma al arquetipo como de cobrar la singularidad suficiente para distinguirse del lugar común. Sólo hay que leer los cuentos cortos que se reúnen en el último de los libros protagonizados por Méndez -y van ocho desde que apareciera como secundario en Expediente Barcelona. En estos cuentos, González Ledesma, condensa al máximo la intensidad de sus tramas, dibuja con tal precisión los conflictos sociales y emocionales que le interesan que uno siente que está ante un retratista privilegiado, ante el testigo de un tiempo crepúscular, narrado crepuscularmente como si se tratara de un Sam Peckinpah o un Don Sigel de las letras. Y en ese paisaje de marcado contraste, Méndez es nuestro Fabio Montale -el también memorable personaje que Jean-Claude Izzo fundió con Marsella, como Méndez se expresa en la Barcelona setentera que aún peredura-, un tipo grave pero con mirada clara, un trasunto casi lírico de todos los policias y detectives que han protagonizado cientos de tramas más o menos baratas. Tramas pulp, como las de Silver Kane.

Francisco González Ledesma, Méndez, Almuzara, 2006.

Se Desvía, 7 de julio de 2007

2 de jul. 2007

El novelista barcelonés

Redacción

El novelista barcelonés Francisco González Ledesma ha obtenido en Francia el Prix Mystère a la mejor novela extranjera del año, concedido a su obra Cinco mujeres y media (publicada por la editorial L´Atalante). Francisco González Ledesma ya ganó anteriormente este galardón, con la obra La dama de Cachemira.

La Vanguardia
, 2 de julio de 2007