16 de des. 2006

Méndez

El viejo inspector Méndez, hijo de la pluma de Francisco González Ledesma, policía de barrios bajos «donde todos los olores son saludables y conocidos (las tabernas huelen a fritanga de tiburón jubilado, las peluquerías a colonia de garrafa y las cloacas a un aroma fino: a pedo de alcalde)», deambula de nuevo por las calles de Barcelona, a través de las páginas de esta nueva entrega, que su autor nos acaba de brindar a los amantes del género negro en forma de veintidós cuentos. Méndez en estado puro, sin tapujos.
La dilatada biografía de Francisco González Ledesma, autor prolífico, sería digna de figurar entre la de algunos de sus inolvidables personajes: abogado prestigioso que abandona el ejercicio de su provechosa profesión por la quimera de la escritura profesional y el periodismo; Premio Internacional de Novela, enfrentado a la censura franquista que le obligará a esperar a la llegada de la Democracia para ver publicada su obra; mientras, bajo el seudónimo de Silver Kane, escribe cientos de novelas del Oeste para la editorial Bruguera; redactor jefe de La Vanguardia; ganador del Premio Planeta en 1984 con Crónica Sentimental en Rojo, tuvo que comprar las invitaciones para la cena de entrega del galardón, según confesó en una entrevista realizada por Sánchez Dragó, ya que al parecer nadie daba un duro por él; Premio Dashiell Hammett en 2003; y Premio Pepe Carvalho en 2005. Ha publicado sus memorias con el título Las historias de mis calles.
En suma, una vida asombrosa, al igual que sus relatos, que desde aquí recomiendo con fervor.

Jacaranda, 16 de diciembre de 2006

5 de des. 2006

Francisco González Ledesma: Méndez

Francisco Ortiz

Apuesta la editorial Almuzara por un escritor que se merece mayor reconocimiento crítico, pero ya se sabe que en España los críticos están muy ocupados en leer lo que hay que leer. Almuzara tiene una colección de novela negra, "Tapa negra", que ha publicado a pocos autores por el momento y que evidencia un gran error: la falta de apuesta por jóvenes escritores de novela negra. Que publiquen este libro de González Ledesma es una buena noticia, ya que las novelas en catálogo no son realmente muy destacables y hay caídas graves como "Muerte de una heroína roja", de Qiu Xiaolong, en lo que parece una decisión escapista y poco comprometida con el aquí y ahora de los narradores españoles y su presente, con una visión crítica de nuestra realidad que esta editorial obvia claramente. Que aparezca, pues, este libro de Ledesma es una gran noticia, porque el creador del inspector Méndez es de los que, con ironía y sagacidad, cuenta historias de una manera absolutamente personal y con un humor que le arranca sonoras y curativas carcajadas al lector. La vida de los viejos barrios, los viejos delincuentes barceloneses está aquí expuesta con una mirada nostálgica y sabia, apta como pocas para la anécdota y el pequeño cuento, ese que luego puede repetirse en voz alta a un oyente que con toda seguridad sonreirá mientras presta atención. Pero no hay aquí escapismo, fácil burla, sino un humor maduro, compartible, rebosante de vitalidad y necesaria crítica: "La callecita, o mejor el paisaje urbano, aún estaba allí, con sus árboles melancólicos y sus casitas llenas de olvido, sin que ningún alcalde vestido de gala las señalase para derruirlas." Con una prosa creativa, verdaderemante literaria y creadora de ecos: "Méndez tuvo que desviar la mirada. Era como si el tiempo estuviera allí, hecho luz antigua, cristal empañado, tirador de una puerta rota, mano de muerto todavía pegada a la mesa." El veterano Ledesma - al que algunos consideran el abuelo de la novela negra española, definición que pondrá una risa en su cara de hombre noble e íntegro - es uno de esos escritores que repasan la historia de su tiempo - y del nuestro - y perdurará. No lo dejéis para más tarde. Leedlo ahora, en el momento.

Novela Negra y Cine Negro
, 5 de diciembre de 2006