6 de jul. 2009

Aquellas novelas de quiosco

RAFAEL PRATS RIVELLES

El universo del azar es amplio, sorprendente y escasamente manipulable. Ricardo Rodríguez me sugiere asomarme a la teoría de los seis grados de separación. Hablo con Voro Contreras sobre Enric González, columnista de El País, tras un largo periplo como corresponsal en el extranjero, cuya escritura parece que nos interesa a ambos. El redactor de sucesos me informa: "Resulta que es hijo del escritor Francisco González Ledesma."
Alfons Cervera, en Esas vidas -libro que ya me he leído-, confiesa que González Ledesma es uno de los literatos que más admira. Un día, en la librería Negra y Criminal (calle de la Sal, 5, Barcelona), de Paco Camarasa y Montse Clavé, Alfons presentó una novela del argentino Raúl Argemí y en la presentación tuvo palabras de elogio para González Ledesma. Al término de la charla, se le acercó "un hombre de cabellos canosos, con aire entrañable" y le dijo: "Gracias por lo que has dicho, soy González Ledesma, o Silver Kane, como más te guste." Alfons añade: "Fue uno de los momentos más emocionantes de mi vida."
Mediado el siglo pasado, había mucha literatura de este tipo en los quioscos, en donde, junto a las novelas románticas de Corín Tellado y a las del Oeste de Marcial Lafuente Estefanía, se vendían las de Silver Kane, Keith Luger, Georges H. White y Alf Regaldíe, pseudónimos de escritores con una facilidad pasmosa para crear historias y más historias que hacían las delicias de numerosos lectores de la época en que fueron publicados por Editorial Valenciana y Bruguera , en su mayoría.
Miguel Olivero Tovar, Keith Luger, tuvo su residencia habitual en Valencia, donde falleció mañana hará dos años; considerado uno de los mejores autores del género, publicó más de quinientos títulos localizados en el Oeste de Estados Unidos. Alfonso Arizmendi Regaldie, Alf Regaldie, autor de publicación irregular en las colecciones Luchadores y La Conquista del Espacio, y Pascual Enguídanos Usach, Georges H. White, iniciaron a muchos en la lectura de ciencia ficción: luego vendrían los Ray Bradbury e Isaac Asimov.
González Ledesma publicó en 1983 Expediente Barcelona, finalista del Premio Ciutat de València, en 1983, primera novela protagonizada por el comisario Ricardo Méndez con Barcelona de fondo, que fue publicada por la editorial francesa Gallimard, lo que le abrió las puertas al éxito editorial en Francia, superior al que goza en España, hasta tal punto de que sus nuevas novelas aparecen publicadas antes en el país vecino.

Levante, 6 de julio de 2009