7 de des. 2007

Recuérdame al morir

Recuérdame al morir (Recuérdame al morir)
Silver Kane (seudónimo de Francisco González Ledesma)
La Factoría de las Ideas.
Colección: Calle Negra
Año de edición de la recopilación: 2007
Primera edición: año 2007
© Francisco González Ledesma, 2007
Género: Thriller / Relato Policíaco
ISBN: 978-84-9800-350-5
346 páginas

Joseph B. Macgregor

Argumento

a) Sobre Silver Kane
Francisco González Ledesma, con sólo veinte años de edad, comenzó a su andadura como escritor, ejerciendo las labores de guionista de tebeos (El Inspector Dan, Doctor Niebla) o como autor de novelas del oeste, bajo el seudónimo de Silver Kane y siempre en Editorial Bruguera. Durante más de quince años, González Ledesma publicó para esta editorial y con una periodicidad semanal, una espectacular cantidad de novelas del Oeste, aunque también se vio obligado a abordar otros géneros: relatos policiales (dentro de la colección Servicio Secreto y Punto Rojo), de terror (Selección Terror), de ciencia-ficción (La Conquista del Espacio) e incluso de temática política o de actualidad (O.A.S.; Saludos para el ahorcado, Congo: hora cero).
Silver Kane colaboró además en la colección DANS, Enviado Secreto EO-004 (también para Editorial Bruguera), en la que se incluían las aventuras de Johnny Klem (Las mujeres lobo, La isla de los siete espíritus).
Otro personaje nacido de la imaginación de tan prolífico autor fue Clive Murdock, agente del FBI que protagonizó una serie doce novelas.

b) Sobre los relatos incluidos en la antología
Recuérdame al morir” nace del deseo, por parte de Ledesma y su amigo Manuel Blanco Chivite, de recuperar algunas de esas novelas baratas y de bolsillo, que se vendían en todos los quioscos de nuestro país, publicadas por Bruguera y firmadas, entre otros, por Silver Kane. Del más de centenar de títulos elegidos, finalmente cuatro han sido los seleccionados. Cómo la colección “Calle Negra” de la Factoría de las Ideas está dedicada básicamente al relato policial (excepto en la tercera historia), éste es también el género de los títulos incluidos en esta recopilación: Recuérdame al morir, Yo, el asesino, Millones de lucecitas y El asesino de las doce en punto.

Opinión
• La primera de las historias, “Recuérdame al morir”, está protagonizada curiosamente por Silver Kane, un escritor norteamericano de novelas baratas del Oeste, al que le cuesta bastante trabajo llegar a final de mes y que debe dinero a diestro y siniestro. Aunque Silver no es ni detective ni policía, se ve envuelto, sin comerlo ni beberlo, en el típico enredo en el que conviven asesinatos misteriosos con mujeres fatales, polis inútiles…
Aunque la resolución del “caso” resulta bastante convincente, sucede que, cómo en las buenas novelas de Raymond Chandler, lo verdaderamente relevante, lo que más interesa, es lo “otro”. Es decir no importa tanto quienes son “los malos” o el motivo de las muertes sino todo lo demás: los ambientes, el enredo en sí, los diálogos, los personajes y sobre todo, que desde al principio hasta el final el protagonista sea un perdedor.
En ese sentido, lo más conseguido en esta pequeña novela es, con diferencia, la trama y los personajes, ya que ni ambientes ni diálogos pasan de correctos; es decir: cumplen su función y poco más.
Si existe en la narración una envidiable facilidad para “enganchar”, para mantener el suspense, la intriga, el interés en todo momento gracias a una trama apasionante y unos seres que comparten sus pequeños dramas cotidianos, que no cuentan toda la verdad ni tampoco mienten del todo… Todos tienen sus razones, aunque unas sean éticamente más reprobables que otras.
A parte de eso, “Recuérdame al morir” tiene algo también de thriller fantástico al viejo estilo “Vértigo” de Hitchcock. Tal y como sucedía en este clásico eterno de Don Alfredo, tanto Silver Kane como Scottie (James Stewart) se enamoran de una mujer que sufre una extraña patología de raíz presuntamente parasicológica: Madeleine (Kim Novak), víctima de una presunta reencarnación; y Ethel (la chica de “Recuérdame al morir”), atormentada y asustada por la facultad que posee para adivinar una serie de asesinatos futuros, con precisión milimétrica. Este curioso mestizaje policiaco-fantástico la verdad es que me ha motivado muchísimo también.
• “Yo, el asesino”, la segunda de las historias firmadas por Ledesma-Kane, demuestra que Tarantino no ha inventado absolutamente nada y que su cine bebe de novelas-pulp como éstas, películas de serie-b (o Z), y que el amigo Quentin se limita a homenajearlas de manera excelente, pero poco más (hablo a nivel de guión, claro está). Esta novela me ha recordado mucho a su cine.
Es una historia muy distinta a la anterior, a “Recuérdame a morir”. En esta ocasión, el protagonista es un asesino a sueldo, apodado por la pasma como “perro rabioso” (título también del film homónimo de…Akira Kurosawa!!!, aunque la historia de Ledesma-Kane y la del maestro japonés sólo tienen el común el género al que pertenecen: el policiaco), que cumple las ordenes de los que le contratan con frialdad y sin ningún tipo de escrúpulos.
Cómo en “Recuérdame al morir”, lo de menos es la trama. Aquí, aparentemente, no hay ningún misterio que resolver, sino que “Yo, el asesino” sería más bien la crónica de un superviviente que en su huida va dejando cadáveres por el camino, eliminando a todos aquellos personajes que le perjudican, amenazan o le impiden avanzar en su viaje a ninguna parte o encontrándose con “muertos” accidentales que le complican todavía más la vida. Aparecen también mujeres hermosas, de piernas largas y labios rojos que no son de fiar y polis que uno no sabe muy bien de que lado están.
Yo, el asesino” es sobre todo un relato de acción, muy agresivo y violento, repleto de tiroteos, luchas a puñetazos, a punta de pistola o de machete… sangriento y, como el personaje, que desborda rabia por los cuatro costados, muy al estilo del Dashiell Hammett de “Cosecha Roja” o de esos films de los años 40 protagonizados por Alan Ladd y Verónica Lake como “La llave de cristal” (basado en una novela de Hammett) o “El cuervo” (con guión de Graham Greene).
Una única pega: la vuelta de tuerca final que intenta explicar todo lo que ha sucedido de una manera lógica y coherente, dejando en un buen lugar y como un chico bueno al presunto asesino a sueldo; me parece que tal cosa estropea bastante la historia y, que tampoco era necesario explicar nada. Es como si todo lo contando anteriormente no sirviera para nada.
Lo que “mola” es que Dan sea un “perro rabioso” y lo que “pega” es una resolución a la altura de lo contando hasta ese momento o en el mismo tono como mínimo; es decir si estoy leyendo una novela policíaca no me gusta que al final se cambie de género y se me cuente que en realidad se trata de una novela de ciencia-ficción o de terror, por ejemplo. Hasta ese momento, la he vivido de manera apasionante, pero la verdad es que no me ha convencido demasiado el final, por otro lado muy coherente y bastante bien hilvanado.
• En "Millones de lucecitas", se da un giro de 180º ya que no es exactamente un relato policial, con policías, asesinos, vampiresas… enmarcado dentro del género negro/noir si no que estaría encuadrado más bien dentro de la novela de misterio con toques de tensión, en el que nos encontramos con una joven heroína, protagonista de la historia, que no sabe si está loca o si quieren volverle loca, si su marido es un psicópata o ¿un hombre lobo quizá? Lo que parece claro es que alguien quiere matarla… pero ¿Quién?.... ¿Su marido, su mejor amigo, una pitonisa, un hombre lobo? En resumen, un relato en la mejor tradición de los primeros “giallos” italianos (La chica que sabía demasiado de Mario Bava, por ejemplo) o de aquellos telefilmes de misterio y tensión de los 70 (aquellos inolvidables “Estrenos TV”) que emitían los domingos por la tarde y que tanto nos gustaban a los niños y adolescentes de la época.
De nuevo, flojea un poco la solución del enigma (en este caso, demasiado rocambolesca), pero es cierto que hay también bastantes detalles dignos de resaltar. Por ejemplo, narrativamente, Kane/ Ledesma sabe crear interés desde el principio y la verdad que te mantiene bastante intrigado, sabiendo jugar al despiste magníficamente. No sabemos nunca si la protagonista es víctima de una suerte de “Luz de gas”, si todo lo que le pasa es producto de su imaginación, si está loca o lo está su marido en realidad, y sobre todo… ¿Es éste un hombre lobo?, algo que me parece que le da al texto un toque especial. Una vez más, aparece ese gusto por parte del autor de mezclar géneros: en este caso, la novela de suspense con unos toques de terror (en plan “Aullidos” o similar).
También señalar la especial habilidad de Kane/Ledesma por llevarnos por donde quiere, con agilidad, frescura y emoción (de “bolsa de pipas”, no de llorar).
• Por el último, "El asesino de las doce en punto", demuestra una vez más esa afición por parte del autor de mezclar géneros: misterio y terror, en una historia ambientada dentro de un centro de drogadictos y de nuevo aparece una mujer extraña que cree vivir una experiencia sobrenatural o una extraña obsesión, en este caso: cree que ha entrado en el reino de los muertos. También existe una mansión construida sobre un antiguo cementerio indio, unos cadáveres momificados desenterrados… y un policía drogadicto que intenta resolver un enredo en torno a una herencia.
Y otra vez, se ponen de manifiesto las cualidades de Kane/Ledesma para entretener de manera eficaz, con un estilo directo, claro, ágil, fresco, en el que abunda el párrafo muy corto, las frases reducidas a su mínima expresión, diálogos funcionales que se desarrollan con el ritmo adecuado… Y una especial habilidad para acaparar la atención desde las primeras líneas del relato.

Macgregoradas
, 7 de diciembre de 2007