Christian Earth vive en el Pensylvania, un motel de mala muerte, y no tiene un centavo, pero quiere ser presidente de los Estados Unidos. Sólo es otro de esos locos que cada cuatro años sueñan con dominar el mundo, piensa Goren, el hambriento perdedor que contrata para que le lleve la campaña electoral. Pero las cosas no siempre son lo que parecen. ¿Y si ese tipo, hijo de Mary y Joseph, apadrinado por un misterioso y huraño banquero que busca fortuna y poder, fuera Jesucristo? ¿Y si Jesucristo quisiese ser presidente de los Estados Unidos? De esa premisa parte la segunda novela que Francisco González Ledesma firma como Enrique Moriel: El candidato de Dios (Destino).
"Quizá ha sido la novela que más me ha costado escribir, pero la que más me ha aportado", dice González Ledema, que siempre se ha sentido atraído por el mundo de la religión y el abismo que separa el mensaje de Jesucristo y lo que la Iglesia ha hecho con él. "En la novela, el ansia de poder de la Iglesia, interesada en levantar un edificio para atesorar riquezas, está representada por el avaro banquero, que no es más que el Espíritu Santo, padre biológico de la criatura, que busca ostentar una posición de poder haciendo uso de su hijo, Jesucristo, que sólo quiere el bien para todos", explica el escritor. Con un envidiable estilo y una prosa que bebe y mucho de la mejor novela negra, género que el autor ha cultivado desde que tenía 15 años, Ledesma pone sobre la mesa, con claridad y un atractivo sorprendente, los mecanismos de construcción de poder y control de masas que la religión lleva desarrollando desde el principio de los tiempos.
"En realidad empecé a escribir esta novela hace ocho años, durante una campaña electoral, pero luego lo dejé. Cuando lo retomé, decidí ubicarla en la actual campaña de Estados Unidos porque me parece histórica. El hecho de que una mujer pudiera llegar a ser presidenta de, prácticamente, el mundo, me entusiasmaba. Lástima que ya no pueda ser", apunta González Ledesma, que cree que Barack Obama debería darle un puesto a Hillary Clinton en su equipo si no quiere que, desencantados, sus votantes se pasen al bando republicano. "Las elecciones en Estados Unidos son un festival mediático pero también son un festival de la mafia. Debe reunirse mucho dinero en muy poco tiempo y sólo hay una manera de conseguirlo", añade.
El escritor, que acaba de cumplir 81 años, conoce bien Nueva York y el proceso norteamericano. Ha pasado temporadas allí y, además, su hijo ha sido corresponsal en la ciudad durante anteriores campañas. "Todo lo que cuento es cierto", asegura. "Aquí, en España, sabemos de qué pie cojea cada partido, porque todos vienen de algún sitio, conocemos su pasado. Pero en Estados Unidos cada candidato representa a unas fuerzas determinadas y la mayor parte de las veces están escondidas. Por eso me inquieta Obama. No se sabe de dónde viene. De ahí que se crea que la mafia lo retirará si sale elegido, como pasó con Kennedy, que debió incumplir alguna promesa", concluye el escritor.
El Mundo, 24 de junio de 2008
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