6 de maig 2008

"Sombras viejas", de Francisco González Ledesma

"En la Barcelona de los años treinta, Paulina, una joven de radiante belleza y de familia pobre, entra en casa del burgués Ismael Leonardo como señorita de compañía de su díscola hija Nora. Otro joven humilde y soñador, Enrique Moriel, trabaja como preceptor de Nora a cambio de que los Leonardo costeen sus estudios universitarios. La atracción naciente entre Paulina y Enrique se concretará en paseos y confidencias, y desembocará en una relación tierna y apasionada. Pero frente al amor incondicional de la muchacha, la personalidad compleja de Moriel y la llamada del ideal colectivo en los tiempos convulsos que se avecinan se convertirán en un desafío para sus sentimientos."

Fue el libro que me regaló Ru en Sant Jordi. Lo empecé en el vuelo Barcelona-Madrid del pasado 26 de abril y lo terminé este sábado mientras las peques hacían sus deberes...
Cuando llevaba más o menos la mitad del libro, le comenté a Rubén que no me estaba entusiasmando, que estaba leyendo con poquito interés, que no me acababa de atrapar la historia de Paulina y Enrique; no me caían bien... ni Nora, ni Ismael, ni Esteban... pero acabé por meterme en la historia y me estremecieron los personajes, muy al final, cuando apenas quedaban esperanzas, cuando deseas que cambie el rumbo de sus historias y ese momento nunca llega...
Hay situaciones poco creíbles, personajes a los que me hubiese gustado definir más y Barcelona queda un poco difuminada, un poco tímida; pero aún así, es un libro lleno de pequeños detalles mágicos, lleno de rincones (también). Y en esos rincones, en los de los personajes, en los tuyos y en los míos es donde podemos encontrar, en ocasiones, los auténticos motivos del día a día. No había leído nada de Francisco González Ledesma (Barcelona, 1927). Ahora sé que "Sombras viejas" recibió el primer Premio Internacional José Janés en 1948 pero fue prohibida por la censura franquista y ha permanecido inédita hasta hoy. Y sabiendo esto me acaba de convencer y me alegro de haberla leído.

Acróbatas, 6 de mayo de 2008