Alvaro Vicente Palazón
A las ya míticas frases "And the Oscar goes to..." o "The Nobel is for..." les acompaña ahora "Y el Pepe Carvalho es para..." ¿Que qué es el Pepe Carvalho? Es el premio nobel del género negro, de la literatura negrocriminal. Este año, en su primera edición que se entrega durante la celebración de BCNegra se le a otorgado a Francisco Gonzalez Ledesma".
El reconocimiento a una carrera que viene avalada por el "Hammett" -en 2003 por El pecado o algo parecido-, el Prix Mystére a la mejor novela extranjera -en 1986- o incluso el Premio Planeta en el 84 por Crónica sentimental en rojo y coincidiendo con la publicación, dentro de poco, de Memoria de mis calles, su biografía.
Ledesma, padre de Méndez, deberá añadir a la amplia lista de reconocimientos éste último que recibe el nombre de uno de los grandes compañeros y amigos de su hijo, Pepe Carvalho. Es curioso como Méndez y Carvalho, Ledesma y Montalbán nacieron y crecieron juntos, en la misma ciudad, sufrieron y lucharon por las mismas razones, y juntos acabaron convertidos en dos grandes escritores del género.
Méndez nace en Expediente Barcelona, quizás por casualidad, sin premeditación ni alevosía, y por eso pronto despierta la atención del público y su creador. Un año después llegará Las calles de nuestro padres (recientemente reeditada en La Factoría de Ideas) esta vez protagonizada por el propio Méndez, que en la anterior novela había quedado en un segundo plano. Méndez no oculta la ciudad en la que vive, ni inventa ni encubre, ni finge ni engaña, desnuda la Barcelona y sus calles, el poble Sec, sus chabolas, sus llantos, penurias y miserias. Ledesma dibuja, perfila, traza con varias pinceladas la Barcelona de putas y mendigos en noches y esquinas oscuras, la de chantajistas y estafadores, vividores, borrachos, drogatas... quizás la Barcelona censurada en sus primeras páginas, durante el franquismo.
Ledesma, padre de Méndez, deberá añadir a la amplia lista de reconocimientos éste último que recibe el nombre de uno de los grandes compañeros y amigos de su hijo, Pepe Carvalho. Es curioso como Méndez y Carvalho, Ledesma y Montalbán nacieron y crecieron juntos, en la misma ciudad, sufrieron y lucharon por las mismas razones, y juntos acabaron convertidos en dos grandes escritores del género.
Méndez nace en Expediente Barcelona, quizás por casualidad, sin premeditación ni alevosía, y por eso pronto despierta la atención del público y su creador. Un año después llegará Las calles de nuestro padres (recientemente reeditada en La Factoría de Ideas) esta vez protagonizada por el propio Méndez, que en la anterior novela había quedado en un segundo plano. Méndez no oculta la ciudad en la que vive, ni inventa ni encubre, ni finge ni engaña, desnuda la Barcelona y sus calles, el poble Sec, sus chabolas, sus llantos, penurias y miserias. Ledesma dibuja, perfila, traza con varias pinceladas la Barcelona de putas y mendigos en noches y esquinas oscuras, la de chantajistas y estafadores, vividores, borrachos, drogatas... quizás la Barcelona censurada en sus primeras páginas, durante el franquismo.
Ese mismo año llega Crónica sentimental en rojo, publicada en una época próspera para el género en España en la que, por supuesto, Ledesma representa un papel fundamental. Más tarde llegarán La dama de Cachemira, muy apreciada sobretodo en el país galo y Historia de Dios en una esquina en 1991.
El pecado o algo parecido, publicado por Planeta en el 2002 y agotada desde hace poco más o menos que un año, será la vuelta de Ledesma al ruedo literario esta vez sin su Méndez, que regresó el pasado 2005 esta vez más taciturno, melancólico, añorando las calles de la antigua Barcelona en Cinco mujeres y media.
Sangre Polar, 26 de enero de 2006
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