16 de set. 2010

No hay que morir dos veces, de Francisco González Ledesma

Vuelve Méndez. El, al menos para mi, inspector más romántico de los habidos en nuestras hispanas letras, aquel que tiene las calles impregnadas en su piel. Y que no sabe utilizar ni ordenadores ni teléfonos móviles (ni falta que le hace). En esta última entrega, se nos presenta como siempre investigando un caso que no le corresponde, que le lleva a otro. Asesinatos, decapitaciones, pederastia y hasta terrorismo internacional en este libro, de lectura recomendable, en cualquier caso entretenido, y de una fácil digestión. Si. Los libros también se comen. Y, por supuesto, se digieren.
Editado en BOOKET.

Kebran, 16 de septiembre de 2010