Presenta su nueva novela: «No hay que morir dos veces»
Francisco González Ledesma (Barcelona, 1927), maestro indiscutible de la novela negra española, celebra los 25 años de la creación de su personaje, el inspector Méndez, perro viejo de la policía barcelonesa. Una boda con muerto, un asesino a sueldo que espía a su próxima víctima y una distinguida señora que recibe en su casa a tres individuos inquietantes, son los tres misterios que se cruzan en el camino del Méndez de la vieja escuela: comprensivo con los débiles y de espíritu justiciero. El autor presenta la obra y responde a las preguntas de los lectores.
González Ledesma es uno de los nombres imprescindibles cuando hablamos de novela criminal. En 1984 recibió el Premio Planeta por «Crónica sentimental en rojo». Firmó numerosas novelas del Oeste con el seudónimo Silver Kane. El franquismo prohibió sus primeras obras: «Sombras viejas» y «Los Napoleones».
También es autor de «Expediente Barcelona» y «Las calles de nuestros padres», donde adquiere pleno protagonismo el desengañado policía Méndez, hijo de los barrios bajos y conocedor impío de los altos. El regreso de Méndez en «El pecado o algo parecido» (2002) fue aplaudido por la crítica y logró el Premio Dashiell Hammett; «Cinco mujeres y media» (2005) se publicó con gran éxito; «Una novela de barrio» (2007) obtuvo el Premio Internacional de Novela Negra RBA.
En dos ocasiones recibió en Francia el Premio Mystère a la mejor novela extranjera. El Premio Pepe Carvalho 2005 le fue otorgado en reconocimiento a toda su trayectoria. También con el seudónimo Enrique Moriel ha firmado «La ciudad sin tiempo» y «El candidato de Dios».
Francisco González Ledesma (Despedida)
Siento no haber tenido más tiempo para responderos a todos pero os manifiesto mi admiración por vuestro interés y por vuestra paciencia. Milagrosamente no se ha estropeado el ordenador estando yo delante, de modo que podéis atreveros a preguntarme alguna otra vez.
¿Qué recuerda de Manuel Vázquez Montalbán? ¿Qué obra suya recomendaría? Ánimo (Valentína)
Con Manuel éramos compañeros de periodismo de novela y compañeros de la izquierda, es decir, personas que pensaban o que soñaban en otra España. De todos modos, éramos muy distintos como personas y por eso me emocionó el recibir el Premio Pepe Carvalho, que era un premio a mi memoria más entrañable.
¿Qué sorpresas le depararán de nuevo a nuestro querido inspector? ¿qué nos vamos a encontrar en esta entrega? Lucas (Lucas)
En mi última novela se concentran todo lo que he sentido como problemas de mi país mientras lo estaba escribiendo. Son cosas que he visto cada día y que hoy se siguen discutiendo, por ejemplo la pederastia, el acoso sexual en el trabajo, el problema del aborto en una mujer que ama y la posibilidad de un terrrible atentado terrorista. Toda persona sabe que eso pasa cada día y que son grandes preocupaciones nacionales y sentimentales. Por eso la novela tiene varios temas a la vez, es muy sincera y me ha costado muchísimo trabajo. Te diría que la tesis principal es que nadie muere del todo mientras alguien te recuerda y por eso los protagonistas buscan la pequeña inmortalidad del corazón.
Me encantaba la voz femenina de Silver Kane, esos personajes que usted creaba me parecen grandes mujeres, ¿en qué se inspiraba? (Héctor)
En realidad reconozco que se muy poco de mujeres y no puedo enseñar nada sobre ellas, pero ellas me han enseñado mucho con su sabiduría y su instinto. Creo que con las mujeres descubrimos verdades cada día, por lo tanto no es extraño que en las heroínas del oeste yo pusiese auténtico cariño y amor.
¿Qué fue de Silver Kane? Es necesario cambiar de identidad para poder abordar una temática tan distinta a la hora de escribir? Gracias (Pablo Rojas, Bilbao)
No, Silver Kane nació como una oportunidad que me dio un editor siendo yo muy joven. No podía escribir con mi nombre porque nadie hubiese dado crédito entonces de que yo hubiese estado en el oeste.
¿Qué tiene el salvaje oeste para inspirarle de esa manera? Fue un desfogue de juventud? (Edu, Málaga)
Cuando a causa de la censura, que no me permitía publicar novelas más importantes, el hambre me obligó a escribir novelas del oeste, no perdí el tiempo porque cada novela me enseñaba alguna cosa y porque el oeste era un mundo nuevo que me permitía soñar.
Superó una gran censura durante el franquismo y ahí sigue, en pie y con su mismo estilo de siempre. ¿qué fue lo más duro de aquella época? ¿le quita a uno las ganas de seguir o le da en cambio más fuerza? (Leire)
La censura, como mucha gente sabe, me quitó la primera oportunidad de mi vida, que fue el Premio Internacional de Novela y que vino a entregarme el propio Somerset Maugham cuando yo tenía 21 años. Consideraron que se notaba que yo era rojo, cosa en la que cual tenían un poco de razón porque hablaba de los bajos barrios de Barcelona y de su lucha por el trabajo y la libertad. Consideraron también que yo era pornógrafo porque un protagonista le tocaba la rodilla a su novia. Da risa pero la censura era eso, no me quitaron las ganas de escribir sino al contrario, escribía por las noches sin ninguna esperanza y pensaba que eso era lo único que podía dignificar mi vida.
Buenas tardes, señor Ledesma, el que debe primar la Ley de la Calle, ¿es una idea romántica o cree que es posible y necesario? Gracias por contestar (Manuel Tirado)
La ley de la calle no puede primar nunca sobre la ley oficial, y eso te lo digo yo que he trabajado tantos años de abogado. Pero el periodismo me ha enseñado que en las calles hay una verdad, un sentido común y unas realidades que las leyes políticas raramente contemplan. Puede haber mucha más razón en la mirada de una persona desvalida que en todos los discursos de los ministros.
¿Qué cree que le debe al inspector Méndez en su carrera? Un abrazo fuerte, eres un gran escritor (Lere, Toledo)
Méndez es un gran amigo mío que como seguramente sabes fue ideado a partir de cuatro policías reales que yo he conocido, osea que puede ser un personaje de carne y hueso y en cierto modo lo es. Digo que es amigo mío porque los dos conocemos muy bien las mismas calles, las hemos sufrido y comprendemos muy bien a la gente que vive en ellas. No en vano, yo soy hijo de esas calles, pero Méndez no me ha detenido nunca.
Usted es Premio Internacional de Novela Negra y muchos críticos consideran que usted es el Rey del género, ¿cómo lo ve usted? Gracias y suerte con su último libro (Ana, Valencia)
Ante todo, agradezco que me desees suerte porque todo escritor lo necesita más de lo que piensa. No soy el rey de la novela negra, aunque si quieres decir que soy el más viejo, has acertado. Pero si es esto último, no vuelvas a llamarme nunca más.
¿Cómo definiría la evolución de su personaje a lo largo de estos 25 años? Un saludo (Kiko)
La ventaja que tiene Méndez es que es fiel a sí mismo y a sus gentes, de modo que ha cambiado poco. Desconfíe usted amigo mío de la gente que cambia cada semana o cada elección, Méndez sigue creyendo en la bondad humana, en la necesidad de protección de la mujer y en la buena fe de los niños. Nunca ha perdonado un delito contra las personas desvalidas y nunca lo perdonará. Esto hace que muchas veces actúe un poco al margen de la ley, empezando por su Colt 45, que no es reglamentario.
¿Qué pasa entre Méndez y el comisario? Yo creo que en el fondo se aprecian mutuamente más allá de lo profesional si cabe, una preciosa amistad entre un sibarita y un inspector con un corazón de oro. Extraño pero bello. (Juanandrés)
En realidad Méndez y el comisario se necesitan pero no creen uno en el otro, razón suficiente para que sean buenos amigos. Méndez no cree en la policía oficial ni en las leyes de los tribunales, sino en las leyes de la calle, y por eso el comisario prefiere tenerlo en su despacho el menor tiempo posible. Al igual que él, los compañeros de Méndez quieren que se jubile aunque sea pagando ellos la jubilación y sueñan con que se retire y darle una cena de homenaje, eso sí, no dejando que Méndez escoja ni el menú ni el sitio.
¿Tendremos al inspector Méndez en estado puro de nuevo? No puedo perdérmelo. Un afectuoso saludo de un lector. (Javier Ericendi)
La novela «No hay que morir dos veces» es precisamente Méndez en estado puro y la que he empezado a escribir me lleva de fracaso en fracaso porque hasta ahora no he hecho más que romper páginas. Con una novela de Méndez sufro mucho, a pesar de que los dos conocemos demasiado bien las calles de Barcelona. Seguiré con Méndez, si no se me muere antes envenenado después de comer.
No pregunto, querido Francisco, solamente te felicito tras tantos años (desde La Vanguardia)sin vernos.Te sigo y te leo y me enorgullece haber sido tu amigo. Un abrazo (Manuel María Meseguer)
Muchas gracias, he estimado mucho tus palabras y me han llenado de nostalgia. Ojalá pudiera darte un abrazo en persona.
¿Qué debe de tener una buena novela negra? (Núr)
Una buena novela negra, desde mi punto de vista ignorante, porque siempre estoy lleno de dudas, creo que debe tener, ante todo, un enigma que resolver y por el cual el lector se sienta interesado. Un problema sentimental que llegue al corazón de los personajes y un análisis social que generalmente va en contra del poder establecido. La llamada novela negra es precisamente un género de análisis y de descripción de la sociedad que no coincide con la novela policíaca clásica tipo Patricia Highsmith.
Francisco González Ledesma (Bienvenida)
Amigos míos, os agradezco dos cosas, vuestra atención y vuestra temeridad porque yo estropeo todos los ordenadores y no estoy seguro de que podamos estar en contacto. Ante todo que conste mi gratitud.
El Correo Digital, 14 de abril de 2009
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