El inspector Méndez sigue en activo 25 años después de su nacimiento literario y continúa patrullando por las calles de Barcelona, donde se enfrenta a asuntos tan turbios y actuales como la pederastia y el terrorismo, según ha explicado hoy su creador, el escritor Francisco González Ledesma.
EFE "No hay que morir dos veces" (Planeta) es el título de la novela que hoy ha presentado en la librería "Negra y Criminal" este veterano escritor, que conoció la Barcelona menos complaciente en su época de abogado y periodista de sucesos, y que continúa al cabo de la calle.
"Escribo las novelas sobre la marcha, sin planificación inicial, recogiendo todo lo que encuentro paseando por la ciudad", ha explicado González Ledesma.
Unos paseos que siempre le llevan a las zonas más duras de la ciudad, puesto que los asuntos que encuentra el inspector Méndez en este libro son especialmente sórdidos.
"El tema de la pederastia no lo he desarrollado más porque me crispaba", ha reconocido Ledesma, que, al igual que el inspector Méndez, siente especial repulsión hacia las personas "capaces de abusar de alguien tan inocente como una niña".
El terrorismo también se ha filtrado en las páginas del libro, porque "la constante vigilancia que la policía lleva a cabo sobre potenciales terroristas demuestra que en Barcelona podría pasar lo que pasó en Madrid".
Este tema "preocupa" a González Ledesma, que en el libro describe los preparativos de un atentado ideado por fanáticos que "no son islamistas, porque fanáticos hay de muchos tipos", según ha dicho.
El acoso sexual en el trabajo es otro asunto que aborda el escritor, porque "en esta época de crisis resulta especialmente lamentable las presiones que sufren algunas mujeres para conservar su puesto de trabajo".
En definitiva, "No hay que morir dos veces" es una novela repleta de personajes y conflictos, porque "Barcelona es cada vez más dura y peligrosa", según el escritor.
Durante estos 25 años de ejercicio profesional, el inspector Méndez ha apreciado "un aumento de la delincuencia debida a tres razones: no se ha desterrado la pobreza, se han extendido las redes internacionales de delincuencia y las leyes no son suficientemente duras", según González Ledesma.
A pesar de que ya debería estar jubilado, el inspector Méndez sigue gastando "suela tras suela pateando las calles" y sabe cómo abordar las nuevas formas de delincuencia.
Sin embargo, le resulta más difícil adaptarse a las nuevas tecnologías y necesita de la ayuda de una mujer policía que le busca información en los ordenadores, porque él es tan incapaz de acercase a un ordenador como el propio autor, que sigue escribiendo a máquina.
"Pero ya tiene móvil", ha anunciado con entusiasmo González Ledesma, que ha salpicado la novela de divertidas anécdotas relacionada con la incompatibilidad de Méndez con "estos artilugios que sus jefes le obligan a utilizar".
Anécdotas a parte, la idea que sobrevuela toda la novela es la de la inmortalidad, ya que "hay varios personajes que esperan dejar su recuerdo en la memoria de los hombres porque confían en que mientras les recuerden no estarán muertos", según el autor que, tal como reza en el título, espera no morir dos veces.
Diario de Ibiza, 3 de abril de 2009
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