Diego Medrano
Lleva Enrique Moriel vendidos cien mil ejemplares de su excelente novela 'La ciudad sin límites' (Destino). Pero Enrique Moriel no existe, tan sólo comporta el valiente pseudónimo de Francisco González Ledesma, quien, en el colmo de la gracia y perversidad, quiso cambiarse el nombre, prostituirlo por otro, ya que temía profundamente el lugar en el que se colocaría su libro en cualquier librería una vez sabido que era él. Esto indica mucho de su ego (inexistente) y de una astucia (forjada en la calle) que hacen de este golfo septuagenario un escritor de cojones. Pero los pseudónimos no son nuevos para Ledesma, ni mucho menos, en la posguerra firmó cerca de cuatrocientas novelas (en su mayoría del oeste) con otro apodo: Silver Kane. Alguien con oficio excesivo, mucho temple, sabedor de las miserias del oficio y los pasos exactos que conviene dar dentro del mismo.
Criado en los barrios pobres, siempre con mucho pueblo al fondo de sus obras, sonrisas ladeadas de meretrices y mujeres que esperan a sus maridos en los portales el día de la paga para hacer la compra del mes, Ledesma o Moriel (qué mas da si es un genio) ha conseguido innumerables premios, todos reconocidísimos y de gran altura sentimental: Premio Planeta, Premio Pepe Carvalho, etc. El último, sí, hace unos días: Premio Internacional de Novela Negra RBA (125.000 euros, el mejor dotado del mundo en dicho género). La literatura de Ledesma es apasionante: mucho crimen, mucha marginalidad, todo absolutamente verosímil.
No fuerza como Mankell, sino que es más sutil, mucho más verdadero, es la literatura de quien lleva setenta años de su vida en el portal de su casa con los ojos en vilo y la sonrisa gaseada por el vino de turno. Marsé y Montalbán fueron sus grandes amigos, sus defensores a ultranza. Llega el gran momento en España de Ledesma, o Moriel, o Dios Bendito, y debemos enterarnos de una puta vez. Yo recomendaría el acercamiento al Ledesma de la modernidad por este orden: 'Cinco mujeres y media' (Planeta), 'Tiempo de venganza' (Planeta), 'El pecado o algo parecido' (Planeta), 'La ciudad sin tiempo' (Destino) e 'Historia de mis calles' (Planeta). Que no falte este último, es su vida.
Lleva Enrique Moriel vendidos cien mil ejemplares de su excelente novela 'La ciudad sin límites' (Destino). Pero Enrique Moriel no existe, tan sólo comporta el valiente pseudónimo de Francisco González Ledesma, quien, en el colmo de la gracia y perversidad, quiso cambiarse el nombre, prostituirlo por otro, ya que temía profundamente el lugar en el que se colocaría su libro en cualquier librería una vez sabido que era él. Esto indica mucho de su ego (inexistente) y de una astucia (forjada en la calle) que hacen de este golfo septuagenario un escritor de cojones. Pero los pseudónimos no son nuevos para Ledesma, ni mucho menos, en la posguerra firmó cerca de cuatrocientas novelas (en su mayoría del oeste) con otro apodo: Silver Kane. Alguien con oficio excesivo, mucho temple, sabedor de las miserias del oficio y los pasos exactos que conviene dar dentro del mismo.
Criado en los barrios pobres, siempre con mucho pueblo al fondo de sus obras, sonrisas ladeadas de meretrices y mujeres que esperan a sus maridos en los portales el día de la paga para hacer la compra del mes, Ledesma o Moriel (qué mas da si es un genio) ha conseguido innumerables premios, todos reconocidísimos y de gran altura sentimental: Premio Planeta, Premio Pepe Carvalho, etc. El último, sí, hace unos días: Premio Internacional de Novela Negra RBA (125.000 euros, el mejor dotado del mundo en dicho género). La literatura de Ledesma es apasionante: mucho crimen, mucha marginalidad, todo absolutamente verosímil.
No fuerza como Mankell, sino que es más sutil, mucho más verdadero, es la literatura de quien lleva setenta años de su vida en el portal de su casa con los ojos en vilo y la sonrisa gaseada por el vino de turno. Marsé y Montalbán fueron sus grandes amigos, sus defensores a ultranza. Llega el gran momento en España de Ledesma, o Moriel, o Dios Bendito, y debemos enterarnos de una puta vez. Yo recomendaría el acercamiento al Ledesma de la modernidad por este orden: 'Cinco mujeres y media' (Planeta), 'Tiempo de venganza' (Planeta), 'El pecado o algo parecido' (Planeta), 'La ciudad sin tiempo' (Destino) e 'Historia de mis calles' (Planeta). Que no falte este último, es su vida.
El Comercio, 11 de septiembre de 2007
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