González Ledesma se lleva el I Premio Internacional de Novela Negra RBA con 'Una novela de barrio', séptimo caso del sabueso
Matías Néspolo
BARCELONA.- En 1983, con Expediente Barcelona, ya estaba a punto de retirarse. Sin embargo, 14 años después sigue en plena forma.El Inspector Méndez ya se ha jubilado, pero sigue recorriendo las calles de Raval barcelonés y continúa resolviendo casos con sus métodos poco ortodoxos.
De sus últimas pesquisas resulta Una novela de barrio que se traduce en un nuevo premio para su creador, Francisco González Ledesma. Y ya van cuatro. Paco, como llaman los amigos al veterano maestro del género negro, ha ganado con Méndez el Premio Planeta en 1984 por Crónica sentimental en rojo y el premio de la crítica francesa en dos oportunidades. Galardones a los que ahora se suma el I Premio Internacional de Novela Negra RBA. «El día que Méndez quiera cobrarme, no le voy a poder pagar», bromeaba ayer González Ledesma, momentos antes de la ceremonia de entrega.
Y con respecto a la veteranía de su héroe reconoció que «Méndez está en articulo mortis», pero como «tiene la enfermedad de nosotros los periodistas, aunque se haga viejo, sigue en activo», afirmó el doble del escritor Enrique Moriel, seudónimo con el que González Ledesma arrasó el pasado Sant Jordi con la novela histórica La ciudad sin tiempo.
La premiada Una novela de barrio, séptima entrega de su descreído sabueso, narra la historia de una venganza. El conocido maleante Omedes muere asesinado. Su colega de viejas andanzas -un atraco a un banco en los años setenta, del que un niño de corta edad resultó muerto-, que se hace llamar Erasmus, teme la represalia del padre de aquella víctima: David Miralles. Erasmus se anticipa al golpe y Méndez entra en escena para detener la espiral de violencia que se desata. Su investigación revelará, en un sorprendente giro final, que las cosas no son tan simples como parecen. Pero «que nadie se llame a engaño. Hay un niño muerto y un padre que quiere venganza, pero esto no significa que él finalmente se vengue», aclaró González Ledesma como un aviso de navegantes para sus lectores, «porque detrás de todo hay otra historia de amor y lealtad».
De hecho, el otrora prolífico autor de novelas del Oeste bajo el seudónimo de Silver Kane comenzó esta obra no como un policial, «sino como una historia de amor paternal en la que el padre intenta reconstruir hipotéticamente la vida de su hijo desaparecido».
Como en sus memorias Historias de mis calles, la verdadera protagonista de esta novela es la Barcelona proletaria, marginal y represaliada que González Ledesma rescata de la transformación urbana.
Como Méndez, el escritor ya no reconoce el barrio Chino de su infancia, el que compartía junto Manuel Vázquez Montalbán.
«La patria es la pared contra la cual de niños hemos meado», recuerda que le dijo un día el creador de Pepe Carvalho, y González Ledesma aún hoy lo cree. De allí la nostalgia. «La geografía humana y el paisaje urbano están cambiando. Está naciendo otra Barcelona, no sé si más o menos digna, pero completamente nueva», afirmó el escritor.
González Ledesma repasa en Una novela de barrio los bajos fondos y el crimen de esa nueva Barcelona «con una mirada en la que predomina la piedad y eso hace la hace tierna», señaló Soledad Puértolas, miembro del jurado, junto a Suso de Toro, Lorenzo Silva, Antonio Lozano y Anik Lapointe, que le concedió el premio por unanimidad.
El autor de Sombras viejas recibe en consecuencia el monto de 125.000 euros. Se trata del premio de novela negra mejor dotado del mundo. Toda una apuesta por el género del grupo RBA.
Matías Néspolo
BARCELONA.- En 1983, con Expediente Barcelona, ya estaba a punto de retirarse. Sin embargo, 14 años después sigue en plena forma.El Inspector Méndez ya se ha jubilado, pero sigue recorriendo las calles de Raval barcelonés y continúa resolviendo casos con sus métodos poco ortodoxos.
De sus últimas pesquisas resulta Una novela de barrio que se traduce en un nuevo premio para su creador, Francisco González Ledesma. Y ya van cuatro. Paco, como llaman los amigos al veterano maestro del género negro, ha ganado con Méndez el Premio Planeta en 1984 por Crónica sentimental en rojo y el premio de la crítica francesa en dos oportunidades. Galardones a los que ahora se suma el I Premio Internacional de Novela Negra RBA. «El día que Méndez quiera cobrarme, no le voy a poder pagar», bromeaba ayer González Ledesma, momentos antes de la ceremonia de entrega.
Y con respecto a la veteranía de su héroe reconoció que «Méndez está en articulo mortis», pero como «tiene la enfermedad de nosotros los periodistas, aunque se haga viejo, sigue en activo», afirmó el doble del escritor Enrique Moriel, seudónimo con el que González Ledesma arrasó el pasado Sant Jordi con la novela histórica La ciudad sin tiempo.
La premiada Una novela de barrio, séptima entrega de su descreído sabueso, narra la historia de una venganza. El conocido maleante Omedes muere asesinado. Su colega de viejas andanzas -un atraco a un banco en los años setenta, del que un niño de corta edad resultó muerto-, que se hace llamar Erasmus, teme la represalia del padre de aquella víctima: David Miralles. Erasmus se anticipa al golpe y Méndez entra en escena para detener la espiral de violencia que se desata. Su investigación revelará, en un sorprendente giro final, que las cosas no son tan simples como parecen. Pero «que nadie se llame a engaño. Hay un niño muerto y un padre que quiere venganza, pero esto no significa que él finalmente se vengue», aclaró González Ledesma como un aviso de navegantes para sus lectores, «porque detrás de todo hay otra historia de amor y lealtad».
De hecho, el otrora prolífico autor de novelas del Oeste bajo el seudónimo de Silver Kane comenzó esta obra no como un policial, «sino como una historia de amor paternal en la que el padre intenta reconstruir hipotéticamente la vida de su hijo desaparecido».
Como en sus memorias Historias de mis calles, la verdadera protagonista de esta novela es la Barcelona proletaria, marginal y represaliada que González Ledesma rescata de la transformación urbana.
Como Méndez, el escritor ya no reconoce el barrio Chino de su infancia, el que compartía junto Manuel Vázquez Montalbán.
«La patria es la pared contra la cual de niños hemos meado», recuerda que le dijo un día el creador de Pepe Carvalho, y González Ledesma aún hoy lo cree. De allí la nostalgia. «La geografía humana y el paisaje urbano están cambiando. Está naciendo otra Barcelona, no sé si más o menos digna, pero completamente nueva», afirmó el escritor.
González Ledesma repasa en Una novela de barrio los bajos fondos y el crimen de esa nueva Barcelona «con una mirada en la que predomina la piedad y eso hace la hace tierna», señaló Soledad Puértolas, miembro del jurado, junto a Suso de Toro, Lorenzo Silva, Antonio Lozano y Anik Lapointe, que le concedió el premio por unanimidad.
El autor de Sombras viejas recibe en consecuencia el monto de 125.000 euros. Se trata del premio de novela negra mejor dotado del mundo. Toda una apuesta por el género del grupo RBA.
El Mundo, 7 de septiembre de 2007
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