El periodista Francesc González Ledesma obtiene el Planeta con una novela de tema barcelonés
Rosa Maria Piñol
El periodista y abogado Francesc González Ledesma, veterano compañero de redacción de La Vanguardia, se convirtió anoche en el ganador del XXXIII Premio Planeta con su novela Crónica sentimental en rojo, una obra que, con el pretexto de una trama policíaca, refleja una serie de personajes y ambientes de los barrios bajos barceloneses.
Paco González Ledesma estaba ayer muy emocionado al saberse ganador del Planeta. En realidad todavía no acababa de creérselo. "Yo sabía que figuraba entre los finalistas y me constaba que la mía era una de las obras bien situadas, pero en las últimas horas Lara lanzó otros nombres como favoritos, y eso me hizo perder algunas esperanzas", no explicaba el flamante vencedor del codiciado galardón, al que se ha presentado escondiendo su identidad tras el seudónimo "Número 4".
La virtud o algo parecido, título que inicialmente eligió el autor para la novela ganadora, le pareció luego muy intelectual y por eso decidió hacer constar en la plica, al lado de éste, un segundo título, Crónica sentimental en rojo. Una crónica que le ha llevado nueve meses de trabajo en los que ha compaginado esta tarea con las ocupaciones cotidianas derivadas de sus profesiones, la de abogado y la de periodista de La Vanguardia. "Empecé a escribir el libro en octubre del año pasado --nos explica-- y durante nueve meses que he invertido en la obra he tenido que renunciar a gran parte de mi vida familiar y, desde luego, a las diversiones. Escribía cuatro horas diarias por las noches".
Crónica sentimental en rojo es una novela barcelonesa como todas las que ha escrito González Ledesma hasta ahora. "Algunos la considerarán una obra policíaca porque sale un policía y se comete un crimen --señala el autor--. Pero en realidad eso son unos motivos para reflejar una cierta realidad social de Barcelona, que sucede en parte en los barrios bajos, de los que yo procedo (puesto que nací en el Poble Sec y mi mundo fue el Paralelo, el carrer Nou, el carrer Sant Pau y toda aquella área) y en parte en las zonas altas de la ciudad, que he tenido que conocer a fondo por mi condición de abogado". El autor sitúa a su protagonista, el policía Méndez, en los barrios bajos de Barcelona. "La novela es una crónica social pero también sentimental, porque refleja unos problemas psicológicos que creo que quedan bien resueltos. En la historia salen algunos personajes que he conocido, periodistas, con nombres y apellidos. Dos de ellos fueron de La Vanguardia y muy queridos para mí: Antonio Carrero, antiguo jefe de Internacional, al que llamábamos "El Mariscal" porque en sus artículos siempre decía cómo se tenía que ganar la guerra, y Arturo P. Foriscot, ya jubilado. También sale la vieja redacción de La Vanguardia, con la emoción del periodista que entraba por primera vez. Todo eso queda reflejado en algunos personajes".
Vivencias propias
González Ledesma ha vertido algunas de sus sensaciones y vivencias propias en los personajes de su novela, que presentan aspectos autobiográficos: hay un protagonista abogado, otro periodista y está también el policía que vive en los ambientes que el autor añora. "Los barrios bajos que yo conocí --sigue explicando González Ledesma-- están actualmente mucho peor que antes, en que había más resignación, sentido común y ciudadanía. Pero hay unas verdades que quizá no se encuentran en el resto de Barcelona". La obra está escrita con la técnica de la novela policiaca y su autor cree que sería un buen guión cinematográfico. "Entiendo que una novela ha de tener contenido pero ha de llegar al lector por el camino más fácil. Creo que mi novela dice cosas importantes pero en un lenguaje sencillo".
Primeras obras
El escritor empezó sus novelas de tema barcelonés con la obra Sombras viejas, escrita en 1948 y que reflejaba la Barcelona del 6 de octubre del 34. "Si ahora tuviera que publicarla, honradamente debería revisarla por completo, ya que la escribí a los 21 años y el estilo resultaría ahora demasiado romántico".
El primer libro publicado fue Los napoleones (1977), una historia en la que se reflejaba la ciudad de Barcelona desde el 18 de julio hasta los años cincuenta. "Aquella obra pretendía reflejar a cierta burguesía catalana que renegó del catalanismo y sirvió al franquismo. Era un libro extremadamente duro y actualmente está agotado". A este libro siguió El expediente Barcelona, un "reflejo de la Barcelona del terrorismo". Su obra más reciente es Las calles de nuestros padres, en la que ya aparece el policía Méndez. "Es un hombre desengañado y escéptico --dice el autor de este personaje--, despreciado por sus compañeros y que no sigue nunca ninguna norma. Fue también policía de la República y por eso no ha merecido la confianza de las autoridades franquistas".
Novelas barcelonesas
González Ledesma desearía reunir todas sus novelas en un volumen con el título común de "Novelas barcelonesas". "En todas ellas --explica-- voy reviviendo aquellos episodios de los que guardo recuerdo, desde los primeros tiros que escuché en la calle, en el 34, hasta mis vivencias actuales, y así pienso seguir hasta que la muerte me obligue a dejar de escribir". Por de pronto, ya tiene casi terminada otra novela, que "no tiene nada que ver con el policía Méndez y que trata del cumplimiento del deber". Escribir es para Paco González Ledesma la única justificación de su vida, según sus propias palabras. "Tengo dos profesiones que ejerzo con mucha alegría --dice--, quizá más la de periodista que la de abogado, pero la justificación de mi vida está en escribir, hasta el punto que llegaría a pensar que no vale la pena la vida si me constara que no sé escribir".
Ayer Paco González no pensaba en los doce millones que le han llovido del cielo. "El dinero es importante, pero lo que más aprecio es la confianza en mi mismo que supone haber conseguido el premio".
La Vanguardia, 16 de octubre de 1984
Rosa Maria Piñol
El periodista y abogado Francesc González Ledesma, veterano compañero de redacción de La Vanguardia, se convirtió anoche en el ganador del XXXIII Premio Planeta con su novela Crónica sentimental en rojo, una obra que, con el pretexto de una trama policíaca, refleja una serie de personajes y ambientes de los barrios bajos barceloneses.
Paco González Ledesma estaba ayer muy emocionado al saberse ganador del Planeta. En realidad todavía no acababa de creérselo. "Yo sabía que figuraba entre los finalistas y me constaba que la mía era una de las obras bien situadas, pero en las últimas horas Lara lanzó otros nombres como favoritos, y eso me hizo perder algunas esperanzas", no explicaba el flamante vencedor del codiciado galardón, al que se ha presentado escondiendo su identidad tras el seudónimo "Número 4".
La virtud o algo parecido, título que inicialmente eligió el autor para la novela ganadora, le pareció luego muy intelectual y por eso decidió hacer constar en la plica, al lado de éste, un segundo título, Crónica sentimental en rojo. Una crónica que le ha llevado nueve meses de trabajo en los que ha compaginado esta tarea con las ocupaciones cotidianas derivadas de sus profesiones, la de abogado y la de periodista de La Vanguardia. "Empecé a escribir el libro en octubre del año pasado --nos explica-- y durante nueve meses que he invertido en la obra he tenido que renunciar a gran parte de mi vida familiar y, desde luego, a las diversiones. Escribía cuatro horas diarias por las noches".
Crónica sentimental en rojo es una novela barcelonesa como todas las que ha escrito González Ledesma hasta ahora. "Algunos la considerarán una obra policíaca porque sale un policía y se comete un crimen --señala el autor--. Pero en realidad eso son unos motivos para reflejar una cierta realidad social de Barcelona, que sucede en parte en los barrios bajos, de los que yo procedo (puesto que nací en el Poble Sec y mi mundo fue el Paralelo, el carrer Nou, el carrer Sant Pau y toda aquella área) y en parte en las zonas altas de la ciudad, que he tenido que conocer a fondo por mi condición de abogado". El autor sitúa a su protagonista, el policía Méndez, en los barrios bajos de Barcelona. "La novela es una crónica social pero también sentimental, porque refleja unos problemas psicológicos que creo que quedan bien resueltos. En la historia salen algunos personajes que he conocido, periodistas, con nombres y apellidos. Dos de ellos fueron de La Vanguardia y muy queridos para mí: Antonio Carrero, antiguo jefe de Internacional, al que llamábamos "El Mariscal" porque en sus artículos siempre decía cómo se tenía que ganar la guerra, y Arturo P. Foriscot, ya jubilado. También sale la vieja redacción de La Vanguardia, con la emoción del periodista que entraba por primera vez. Todo eso queda reflejado en algunos personajes".
Vivencias propias
González Ledesma ha vertido algunas de sus sensaciones y vivencias propias en los personajes de su novela, que presentan aspectos autobiográficos: hay un protagonista abogado, otro periodista y está también el policía que vive en los ambientes que el autor añora. "Los barrios bajos que yo conocí --sigue explicando González Ledesma-- están actualmente mucho peor que antes, en que había más resignación, sentido común y ciudadanía. Pero hay unas verdades que quizá no se encuentran en el resto de Barcelona". La obra está escrita con la técnica de la novela policiaca y su autor cree que sería un buen guión cinematográfico. "Entiendo que una novela ha de tener contenido pero ha de llegar al lector por el camino más fácil. Creo que mi novela dice cosas importantes pero en un lenguaje sencillo".
Primeras obras
El escritor empezó sus novelas de tema barcelonés con la obra Sombras viejas, escrita en 1948 y que reflejaba la Barcelona del 6 de octubre del 34. "Si ahora tuviera que publicarla, honradamente debería revisarla por completo, ya que la escribí a los 21 años y el estilo resultaría ahora demasiado romántico".
El primer libro publicado fue Los napoleones (1977), una historia en la que se reflejaba la ciudad de Barcelona desde el 18 de julio hasta los años cincuenta. "Aquella obra pretendía reflejar a cierta burguesía catalana que renegó del catalanismo y sirvió al franquismo. Era un libro extremadamente duro y actualmente está agotado". A este libro siguió El expediente Barcelona, un "reflejo de la Barcelona del terrorismo". Su obra más reciente es Las calles de nuestros padres, en la que ya aparece el policía Méndez. "Es un hombre desengañado y escéptico --dice el autor de este personaje--, despreciado por sus compañeros y que no sigue nunca ninguna norma. Fue también policía de la República y por eso no ha merecido la confianza de las autoridades franquistas".
Novelas barcelonesas
González Ledesma desearía reunir todas sus novelas en un volumen con el título común de "Novelas barcelonesas". "En todas ellas --explica-- voy reviviendo aquellos episodios de los que guardo recuerdo, desde los primeros tiros que escuché en la calle, en el 34, hasta mis vivencias actuales, y así pienso seguir hasta que la muerte me obligue a dejar de escribir". Por de pronto, ya tiene casi terminada otra novela, que "no tiene nada que ver con el policía Méndez y que trata del cumplimiento del deber". Escribir es para Paco González Ledesma la única justificación de su vida, según sus propias palabras. "Tengo dos profesiones que ejerzo con mucha alegría --dice--, quizá más la de periodista que la de abogado, pero la justificación de mi vida está en escribir, hasta el punto que llegaría a pensar que no vale la pena la vida si me constara que no sé escribir".
Ayer Paco González no pensaba en los doce millones que le han llovido del cielo. "El dinero es importante, pero lo que más aprecio es la confianza en mi mismo que supone haber conseguido el premio".
La Vanguardia, 16 de octubre de 1984
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