Javier Sánchez Zapatero
La Factoría de Ideas • 2006 (1ª edición: 1983) • 320 páginas
La editorial "La Factoría de las Ideas" ha conseguido consolidarse como una de las más firmes divulgadoras del género policiaco gracias al desarrollo de una doble línea de actuación que incluye, por un lado, la publicación en español de novedades del panorama anglosajón y, por otro, la recuperación de grandes clásicos de la novela negra española surgidos tras el final de la dictadura. Andreu Martín, Mariano Sánchez Soler o Francisco González Ledesma han sido algunos de los autores cuya obra se han beneficiado de la labor revisora de la editorial, que ha permitido a los lectores entrar en contacto con títulos descatalogados y ya sólo disponibles en librerías de viejo o fondos de ferias bibliográficas. En el caso de González Ledesma -del que también se reeditó recientemente Las calles de nuestros padres -, esa vuelta al primer plano del panorama editorial resulta tremendamente necesaria, pues, a pesar del predicamento con el que cuenta dentro de los lectores españoles y del grupo de autores especializados en género negro, ha sufrido bruscamente el ostracismo editorial, de modo que hasta hace poco más de dos años sus primeras obras escritas tras la dictadura eran prácticamente inencontrables. Teniendo en cuenta que durante el franquismo Ledesma también sufrió los rigores de la censura y que su labor como escritor quedó reducida a la fecunda escritura de novelas de bolsillo (más de 700 títulos) bajo el pseudónimo de Silver Kane, parece de justicia la reedición de las obras del autor barcelonés, que no merecía, en plena época de libertades y democracia, sufrir otra injusta censura, la de la desmemoria y el desinterés. Pero no sólo por justicia se ha de aplaudir la reedición de El expediente Barcelona, sino también porque con la iniciativa de "La Factoría de Ideas" los lectores podrán por fin conocer un texto lleno de calidad y de valores literarios.
El expediente Barcelona, publicada originalmente por la editorial Júcar en 1983, supuso la primera aparición del personaje de Méndez, el policía ambiguo y escéptico creado por González Ledesma que protagonizaría gran parte de su obra policiaca posterior. En los escasos pasajes de la novela en los que aparece, ya aparecen trazados con intensidad los principales elementos que iría con el tiempo desarrollando su autor. Además de Méndez, en la obra ya está presente el otro gran elemento de las producciones de Ledesma: Barcelona. Las calles de la ciudad condal son el escenario en el que se desarrolla toda la novela, que introduce también el habitual gusto del autor por la creación de personajes de los ambientes periodístico y judicial, los que frecuentó el escritor en su actividad profesional.
Toda la novela presenta un tono desencantado análogo al que se puede encontrar en otros autores como Manuel Vázquez Montalbán, Andreu Martín o Juan Madrid. Con su carácter escéptico y crítico, la obra muestra la frustración de toda una generación ante las transformaciones sociales, políticas y económicas producidas después de la muerte del dictador y ante la constatación del fracaso de todo el idealismo utópico que rodeó los primeros años de cambio político, personificado en el tratamiento del personaje femenino principal. Junto a este desengaño, el libro aparece dominado por un continuo viraje hacia el pasado, como si sólo en la memoria (aunque no, evidentemente, en la memoria del franquismo, sino en la de la época en la que los ideales y las banderas aún tenían algún significado) encontrara el autor el consuelo ante el frustrante devenir de la sociedad española tras la muerte de Franco. La importancia de la memoria se vertebra a través de la constante conexión de los hechos novelescos tratados con un pasado que los explica y da sentido, poniendo así de manifiesto que toda novela policial y toda investigación son, casi siempre, una reconstrucción del pasado.
Europolar, 8 (febrero-abril de 2007)
La Factoría de Ideas • 2006 (1ª edición: 1983) • 320 páginas
La editorial "La Factoría de las Ideas" ha conseguido consolidarse como una de las más firmes divulgadoras del género policiaco gracias al desarrollo de una doble línea de actuación que incluye, por un lado, la publicación en español de novedades del panorama anglosajón y, por otro, la recuperación de grandes clásicos de la novela negra española surgidos tras el final de la dictadura. Andreu Martín, Mariano Sánchez Soler o Francisco González Ledesma han sido algunos de los autores cuya obra se han beneficiado de la labor revisora de la editorial, que ha permitido a los lectores entrar en contacto con títulos descatalogados y ya sólo disponibles en librerías de viejo o fondos de ferias bibliográficas. En el caso de González Ledesma -del que también se reeditó recientemente Las calles de nuestros padres -, esa vuelta al primer plano del panorama editorial resulta tremendamente necesaria, pues, a pesar del predicamento con el que cuenta dentro de los lectores españoles y del grupo de autores especializados en género negro, ha sufrido bruscamente el ostracismo editorial, de modo que hasta hace poco más de dos años sus primeras obras escritas tras la dictadura eran prácticamente inencontrables. Teniendo en cuenta que durante el franquismo Ledesma también sufrió los rigores de la censura y que su labor como escritor quedó reducida a la fecunda escritura de novelas de bolsillo (más de 700 títulos) bajo el pseudónimo de Silver Kane, parece de justicia la reedición de las obras del autor barcelonés, que no merecía, en plena época de libertades y democracia, sufrir otra injusta censura, la de la desmemoria y el desinterés. Pero no sólo por justicia se ha de aplaudir la reedición de El expediente Barcelona, sino también porque con la iniciativa de "La Factoría de Ideas" los lectores podrán por fin conocer un texto lleno de calidad y de valores literarios.
El expediente Barcelona, publicada originalmente por la editorial Júcar en 1983, supuso la primera aparición del personaje de Méndez, el policía ambiguo y escéptico creado por González Ledesma que protagonizaría gran parte de su obra policiaca posterior. En los escasos pasajes de la novela en los que aparece, ya aparecen trazados con intensidad los principales elementos que iría con el tiempo desarrollando su autor. Además de Méndez, en la obra ya está presente el otro gran elemento de las producciones de Ledesma: Barcelona. Las calles de la ciudad condal son el escenario en el que se desarrolla toda la novela, que introduce también el habitual gusto del autor por la creación de personajes de los ambientes periodístico y judicial, los que frecuentó el escritor en su actividad profesional.
Toda la novela presenta un tono desencantado análogo al que se puede encontrar en otros autores como Manuel Vázquez Montalbán, Andreu Martín o Juan Madrid. Con su carácter escéptico y crítico, la obra muestra la frustración de toda una generación ante las transformaciones sociales, políticas y económicas producidas después de la muerte del dictador y ante la constatación del fracaso de todo el idealismo utópico que rodeó los primeros años de cambio político, personificado en el tratamiento del personaje femenino principal. Junto a este desengaño, el libro aparece dominado por un continuo viraje hacia el pasado, como si sólo en la memoria (aunque no, evidentemente, en la memoria del franquismo, sino en la de la época en la que los ideales y las banderas aún tenían algún significado) encontrara el autor el consuelo ante el frustrante devenir de la sociedad española tras la muerte de Franco. La importancia de la memoria se vertebra a través de la constante conexión de los hechos novelescos tratados con un pasado que los explica y da sentido, poniendo así de manifiesto que toda novela policial y toda investigación son, casi siempre, una reconstrucción del pasado.
Europolar, 8 (febrero-abril de 2007)
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