Una novela de Barrio
Francisco González Ledesma
Descubrí a Francisco González Ledesma en una entrevista que le hicieron por televisión. Me cayó bien. Un tipo tranquilo, un profesional. Nunca mejor aplicado que a este hombre que hasta Jodorowsky lo cita como un prodigio de hombre trabajador. Comenzó escribiendo novelas de pistoleros bajo el seudónimo de Silver Kane. Tenía que entregar una novela cada semana y apuraba hasta la última gota de su tiempo para conseguirlo. Simultaneaba la escritura con los estudios de abogado y otros trabajos para engordar su magro sueldo de fin de mes. Llegó a ser abogado y más tarde periodista. Al final parece ser que ha conseguido independizarse con la escritura.
Sus primeras novelas fueron prohibidas, no sé por qué razones y no se publicaron hasta que llegó la democracia. Yo tenía en mente una "Crónica sentimental en rojo" que nunca he llegado a leer, pero de la que siempre he oído hablar.
Su personaje es Méndez, un viejo policía -al menos en esta, casi por jubilar- con maneras de veterano. No teme disparar un tiro cuando hace falta a pesar de las consecuencias en forma de expedientes. Aquí se investiga un asesinato, pero todo el tiempo parece estar claro quién ha sido el asesino. No se consigue demostrar y además hay que protegerle pues a su vez intentan asesinarle. Las razones que lo inculpan son una venganza, aún incompleta pues falta otra muerte para que esta se vea satisfecha. Esa otra posible víctima es la que intenta matar al vengador antes de que este actúe primero e impedirlo es la labor de Méndez a todo lo largo del libro. Al final las cosas no resultan tal y como se habían planteado.
El estilo de don Francisco no es muy poético. Como suele ocurrir en las novelas policiales. Se va al grano. Podríamos definir su estilo en que casi cada capítulo aparecen diferentes puntos de vista que relatan una parte de la historia. Que hay un narrador omnisciente y crítico con el estado actual de la sociedad desde el punto de vista de un viejo policía y otras personas que vivieron en un país bastante diferente al que reconocen ahora. Que predomina el paseo por las calles, la descripción de la decadencia de los viejos barrios y la crítica de algunos cambios que ha traído el advenimiento de la democracia y los nuevos tiempos.
Al principio cuesta un poco entrar a uno como yo que gusta de leer "alta literatura", pero al tercer capítulo engancha, sobre todo por Méndez y su deambular por los barrios de Barcelona (menciona el Raval, el Poble Sec, pero no recuerdo que mencionara la Barceloneta, no sé por qué tendría que haberlo hecho, desconozco completamente Barcelona) en donde se tropieza con antiguos confidentes, barmans de toda la vida, prostitutas. Se advierte sobre todo de la peligrosidad de la comida en los bares contra cuyos efectos Méndez está ya inmunizado.
En todo momento, mientras leía, he recordado al Carvalho de Vazquez Montalban, pero no el propiamente de sus libros, sino el de la película de Bigas Luna, y también las de Garci, el Crack.
Al parecer me he enganchado a la novela policial pienso en buscar en la biblioteca la "crónica..." para profundizar en este hombre.
Aquí no hay nadie, 4 de febrero de 2008
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