24 de gen. 2013

Vuelve González Ledesma con otra aventura de inspector Méndez


Peores maneras de morir
Francisco González Ledesma (Editorial Planeta)
400 Páginas – 18 €

Una muchacha huye desesperada por las calles del Raval de Barcelona: un hombre la persigue. Buscando refugio, entra en un edificio medio abandonado. Allí, en la única vivienda con luz, otra joven la esconde, confiada. Sin embargo, el perseguidor mata a ambas muchachas. Una de ellas era la ocupante del piso, Miriam, hija de un dibujante y profesor de tiro con arco; la otra, posiblemente ucraniana, parece ser la típica víctima del tráfico de mujeres: una joven, casi una niña, que ha intentado escapar de sus captores sin conseguirlo.
En otro lugar de Barcelona, en una casa lujosa que sirve de cubil a los miembros de una organización internacional de trata de blancas, una joven está siendo violada por el encargado de amansarla. Pero, sorprendentemente, el violador termina con un punzón clavado en los genitales que la muchacha se había introducido previamente en la vagina. El hombre acaba muerto, desangrado, y el compañero que acude a sus gritos, recibe una bala en la nuca.
Peores maneras de morir 
Una sorprendente historia de víctimas que se convierten en verdugos

Este es el arranque de una impactante novela negra, que tiene como argumento el sórdido mundo del tráfico internacional de mujeres. Un asunto que sigue repugnando a un hombre tan curtido y de vuelta de todo como el policía Méndez, viejo conocido de los lectores de González Ledesma. Antes, en tiempos del policía, la prostitución no generaba demasiados asesinatos. Ahora sí, la trata de blancas cuesta centenares de vidas y es un negocio tan lucrativo que quienes lo manejan son casi invulnerables. Nadie sabe el dinero que mueve esta industria; nadie quiere saberlo. Es mejor cerrar los ojos, piensa Méndez, y olvidar ese submundo en el que se mueven como peces en el agua asesinos de la peor calaña, negreros sin escrúpulos, y mujeres sin esperanza.
“Si el mundo obrero de hace muchos años, con su pequeña y solitaria alegría de los sábados por la noche, necesitaba trabajadoras de la cama, el mundo capitalista y global de hoy, con sus crisis internacionales, sus fronteras abiertas y sus cuentas secretas, necesita transferencias de dinero y transferencias de mujeres que buscan un mundo mejor.”
Ya Méndez vio el poder de estas mafias cuando intentó encarcelar a Muller, uno de los tratantes de mujeres más importantes de Europa, que en la actualidad reside en Barcelona bajo la apariencia de un honrado hombre de negocios.
Esta impunidad hace que al viejo policía se lo lleven los demonios. Por ello, cuando aparecen las dos jóvenes asesinadas por el mismo cuchillo, el jefe de Méndez no quiere que éste se entrometa en el asunto. Sabe que el policía es incapaz de respetar la ley si tiene que buscar a un asesino tan repugnante. Pero primero hay que encontrar a esa otra joven que ha conseguido escapar de sus carceleros matando, y hay que hacerlo antes de que ellos la encuentren, porque entonces no habrá misericordia. Descubren que se trata de Eva Ostrova, una joven ucraniana de quince años que estuvo recluida en su país en un sanatorio psiquiátrico, la presa perfecta para la organización criminal. Para Méndez, todo el asunto apunta a Muller, aunque nadie quiera verlo.
Como suponía su superior, Méndez no está dispuesto a respetar la jerarquía y se lanza a su investigación personal. Sus pesquisas le llevan hasta la Patri, una vieja prostituta del barrio. Es ella quien tiene a la joven escondida. Lo hizo cuando la encontró rebuscando en la basura y se la llevó a casa. La Patri le cuanta a Méndez que recibe ayuda de una mujer muy católica, pero Méndez, durante un tiempo, no dará importancia a este comentario.
Entonces Méndez decide no decir nada de Eva Ostrova, aunque haya cometido un crimen digno de pasar a los anales de la crónica negra de Barcelona. No dirá nada por todo lo que recuerda, por su vida pasada y porque no es justo que Eva vaya a la cárcel cuando gente como Muller está libre, gente sin alma, sin corazón, que ha convertido el mundo en un lugar perverso. Calla, incluso, cuando aparece una nueva víctima de la joven, otro sicario de Muller que ha sido hallado a las afueras de Barcelona envenenado por la picadura de una serpiente coral.
Ahora todos buscan a Eva, que se ha convertido en una auténtica máquina de matar. Los criminales se enfrentan a un enemigo silencioso, invisible, que actúa y desaparece, y, sobre todo, que no tiene miedo, ni escrúpulos, ni otro pensamiento que el de vengarse. Un enemigo muy difícil de vencer. Mucho más porque si Eva escapó fue gracias a Cris, una de las pocas mujeres fuertes de la organización, que ha comprendido que Eva puede ser la clave para hacerse con el poder total del negocio. Todo esto tiene bastante nervioso a Muller, y no le deja concentrarse en su última pasión, la que siente por Mónica Arrabal, con quien comparte obras de caridad que le dan un aire de respetabilidad inmejorable. Mónica, viuda reciente de un hombre acaudalado, es una mujer bella y muy religiosa que intenta hacer el mayor bien posible.
Francisco González Ledesma (Barcelona, 1927) ha sido redactor jefe de La Vanguardia de Barcelona, y antes de El Correo Catalán. Es un veterano periodista que en otro tiempo estuvo llamado a ser el novelista de éxito más joven de España. A los veintiún años obtuvo el Premio Internacional de Novela, instituido por el editor José Janés, y en cuyo jurado figuraban personalidades como Somerset Maugham y Walter Starkie. Pero la censura franquista prohibió reiteradamente esta obra, Sombras viejas, reduciendo al autor, como a tantos otros de su generación, al desánimo y al silencio. Igualmente estuvo prohibida su segunda novela, Los Napoleones, que solo fue posible publicar con la transición política. Ha firmado numerosas novelas del Oeste con el seudónimo Silver Kane, ha publicado un libro de derecho, El dret catalá actual, y las novelas El expediente Barcelona (finalista del Premio Ciudad de Valencia 1983) y Las calles de nuestros padres, donde adquiere pleno protagonismo el desengañado policía Méndez, hijo de los barrios bajos y conocedor impío de los barrios más altos. De esta serie de Méndez ha publicado varias novelas en Francia con gran éxito y en España. Las últimas, No hay que morir dos veces (2009) y Una novela de barrio (2007). Francisco González Ledesma es, además, abogado, premio de periodismo El Ciervo y premio Ciudad de Barcelona de cine. Con su novela, Crónica sentimental en rojo, obtuvo el Premio Planeta en 1984.
Costumbrismo canalla, crítica social y política, una gran ironía y un pesimismo nihilista son los elementos que maneja el autor para crear una historia de rabiosa y terrible actualidad. El tono casi poético con el que el narrador describe la realidad se entrelaza con sorprendente facilidad con un relato de una dureza sin paliativos que golpea al lector en el estómago. La hondura de los personajes y una visión tenebrosa y cínica de la sociedad, convierten la novela en un perfecto ejemplo de la novela negra clásica, impecable en su estructura y apasionante en su desarrollo.
En estos tiempos de depredación e injusticia, González Ledesma nos cuenta una historia de venganza de los desheredados, una historia de mujeres indefensas que toman las riendas de sus miserables y arruinadas vidas, que dejan de ser víctimas para convertirse en verdugos. Es una historia, en definitiva, en la que no participa la ley, pero sí, y mucho, la justicia.
La librería de Javier, 24 de enero de 2013

18 de gen. 2013

Barcelona negríssima

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Jo Alexander. La Vanguardia / Que fem, 18 de gener de 2013




15 de gen. 2013

'Peores maneras de morir', la nueva novela criminal de Francisco González Ledesma


  • El libro narra el último caso del inspector de policía Méndez en la ciudad condal.
  • La novela tiene como argumento el mundo del tráfico internacional de mujeres.
  • Costumbrismo canalla, crítica sociopolítica, ironía y pesimismo son los elementos del autor para crear una historia de terrible actualidad.
  • Con 'Crónica sentimental en rojo', Ledesma obtuvo el Premio Planeta en 1984.
El periodista catalán Francisco González Ledesma regresa a las librerías este invierno con una novela que narra el último caso de su famoso personaje de novela criminal, el inspector Méndez. Peores maneras de morir (Planeta) es el retrato social de una Barcelona que está cambiando, en la que los ideales del pasado han desaparecido y, tal vez, el viejo policía lo haga con ellos.

En la obra, una muchacha huye desesperada por las calles del Raval de Barcelona: un hombre la persigue. Buscando refugio, entra en un edificio medio abandonado. Allí, en la única vivienda con luz, otra joven la esconde, confiada. Sin embargo, el perseguidor mata a ambas muchachas.
El tono casi poético con el que el narrador describe la realidad se entrelaza con un relato de una dureza sin paliativos
En otro lugar de Barcelona, en una casa lujosa que sirve de cubil a los miembros de unaorganización internacional de trata de blancas, una joven está siendo violada por el encargado de amansarla. Pero, sorprendentemente, el violador termina con un punzón clavado en los genitales, muerto, desangrado, y el compañero que acude a sus gritos recibe una bala en la nuca.

Este es el arranque de una impactante novela negra, que tiene como argumento el sórdido mundo del tráfico internacional de mujeres. Un asunto que sigue repugnando a un hombre tan curtido y de vuelta de todo como el policía Méndez, viejo conocido de los lectores de González Ledesma.
Nadie sabe el dinero que mueve esta industria; nadie quiere saberlo. Es mejor cerrar los ojos, piensa Méndez, y olvidar ese submundo en el que se mueven como peces en el aguaasesinos de la peor calaña, negreros sin escrúpulos, y mujeres sin esperanza.

La ciudad condal, la auténtica protagonista

Como en el resto de las novelas de González Ledesma, la auténtica protagonista de esta historia es la ciudad de Barcelona, odiada y amada por el autor a partes iguales.
El libro es una mirada nostálgica al pasado, a Barcelona antes de la internacionalización del crimen
Una Barcelona en crisis, llena de contrastes y contradicciones, de lugares oscuros y nuevos centros de poder; de barrios tapiados, de olores, colores y sabores de otras tierras que han encontrado en sus calles un refugio a veces inclemente, quehan cambiado para siempre el carácter de los barrios populares de la ciudad.

Las reflexiones de Méndez recuerdan la Barcelona antigua, la Barcelona canalla del Raval, de la vieja prostitución de barrio comparada con la trata de blancas de la actualidad.
Es una mirada nostálgica al pasado, a la Barcelona de antes de la internacionalización del crimen. Méndez reflexiona sobre una ciudad arrasada por el capitalismo feroz, un capitalismo que sobrevuela la historia como un ave carroñera. Y la crisis, y la desesperanza y la miseria y la maldad.

Novela negra redonda

Costumbrismo canalla, crítica social y política, una gran ironía y un pesimismo nihilista son los elementos que maneja el autor para crear una historia de rabiosa y terrible actualidad. El tono casi poético con el que el narrador describe la realidad se entrelaza con sorprendente facilidad con un relato de una dureza sin paliativos que golpea al lector en el estómago.
Una novela negra clásica, apasionante en el desarrollo y de estructura impecable
"La hondura de los personajes y una visión tenebrosa y cínica de la sociedad convierten la novela  en un perfecto ejemplo de la novela negra clásica, impecable en su estructura y apasionante en su desarrollo", explican desde la Editorial Planeta.

En estos tiempos de depredación e injusticia, González Ledesma nos cuenta una historia de venganza de los desheredados, una historia de mujeres indefensas que toman las riendas de sus miserables y arruinadas vidas, que dejan de ser víctimas para convertirse en verdugos. Es una historia, en definitiva, en la que no participa la ley, pero sí, y mucho, la justicia.

El autor

Francisco González Ledesma (Barcelona, 1927) ha sido redactor jefe de La Vanguardia de Barcelona, y antes de El Correo Catalán. Es un veterano periodista que en otro tiempo estuvo llamado a ser el novelista de éxito más joven de España. A los veintiún años obtuvo el Premio Internacional de Novela, instituido por el editor José Janés, y en cuyo jurado figuraban personalidades como Somerset Maugham y Walter Starkie.
Pero la censura franquista prohibió reiteradamente esta obra, Sombras viejas, reduciendo al autor, como a tantos otros de su generación, al desánimo y al silencio. Igualmente estuvo prohibida su segunda novela, Los Napoleones, que solo fue posible publicar con la transición política.
Ha firmado numerosas novelas del Oeste con el seudónimo Silver Kane, ha publicado un libro de derecho, El dret catalá actual, y las novelas El expediente Barcelona (finalista del Premio Ciudad de Valencia 1983) y Las calles de nuestros padres, donde adquiere pleno protagonismo el desengañado policía Méndez, hijo de los barrios bajos y conocedor impío de los barrios más altos. De esta serie de Méndez ha publicado varias novelas en Francia y en España con gran éxito. Las últimas, No hay que morir dos veces (2009) y Una novela de barrio(2007).
González Ledesma es, además, abogado, premio de periodismo El Ciervo y premio Ciudad de Barcelona de cine. Con su novela Crónica sentimental en rojo obtuvo el Premio Planeta en 1984.
20 minutos, 15 de enero de 2013

14 de gen. 2013

Últimas pesquisas de Méndez


Francisco González Ledesma publica ‘Peores maneras de morir’, su novela policíaca más sentimental, concluida mientras se recuperaba de un ictus


Rosa Mora

“No sé cuánto tiempo me queda para escribir. Probablemente, mi próxima novela será el último Méndez y será más sentimental que nunca”, explicó Francisco González Ledesma durante la celebración, en octubre de 2009, del 25º aniversario de Crónica sentimental en rojo(1984), novela en la que el inspector Ricardo Méndez entró en el olimpo de los detectives de ficción.
González Ledesma (Barcelona, 1927) no se equivocó. Peores maneras de morir (Planeta) es la más sentimental de sus 10 novelas policíacas, con un Méndez viejo que sigue pateando las calles y una Barcelona que ya no reconoce. Es un puro Ledesma, de alta intensidad, con diversas historias y personajes que se entrecruzan hasta ligarse en una misma trama. El tema, que el autor había abordado ya en otras ocasiones, es la prostitución, no la de los pequeños locales que tan bien conoce el inspector, sino una trama internacional de trata de blancas con epicentro en Barcelona, algo tan gordo que casi desborda a Méndez. Lo bueno es que las víctimas se convierten en verdugos.
Está ambientada en el otoño de 2010 cuando el Papa viajó a Barcelona para consagrar el templo de la Sagrada Familia, aunque de eso no se enteran en los barrios del inspector literario, donde sí notan de manera aguda la crisis económica. Peores maneras de morir tiene dos historias, la que cuenta y la suya propia. González Ledesma publicó en 2009 No hay que morir dos veces. Al año siguiente, sacó La dama y el recuerdo, de Silver Kane, mientras estaba escribiendo Peores maneras de morir. “Estaba cada vez más ansioso por escribir y lo hacía cada vez con más intensidad. Tenía más cosas para escribir que tiempo para hacerlo”, cuenta su hija, la periodista Vicky González.
Concluyó la novela en la Navidad de 2010 y decidió dejarla reposar hasta pasadas las fiestas para pulirla luego. A primeros de enero de 2011 sufrió un ictus, que le obligó a pasar cuatro meses en el hospital. Nadie volvió a pensar en la novela, hasta que él se acordó. “Había recibido un anticipo de Planeta y quería cumplir con la editorial. Siempre ha sido muy responsable”. Y honesto. “Cuando inició el proceso de recuperación, la rescatamos. Hice un resumen para ubicarme. Le costaba concentrarse y hacíamos sesiones cortas. De repente, me decía ‘esto no cuadra’ y lo resolvía. Lo que él habría acabado en dos semanas antes del ictus nos ha costado meses y meses”. González Ledesma sigue hoy en proceso de recuperación. Sabe que sale su novela, pero no se divertirá tanto como en ocasiones anteriores.
El libro arranca con una joven extranjera mientras huye aterrorizada por las calles del Raval. La persigue un matón. Cree darle esquinazo y se refugia en un edificio semitapiado a punto de ser derribado. Otra muchacha, que espera a su padre, le abre la puerta. El asesino las mata a las dos. El inspector Méndez, relegado al turno de guardia, acude al lugar. Pero su jefe le releva del caso, sabe que el inspector no perdona la muerte violenta de niños ni de muchachas, que no tolera la pederastia ni la violación y que cree más en la justicia de la calle que en la de los tribunales.
Méndez se salta a la torera las órdenes del comisario. Investiga, recorre las calles como un viejo lobo solitario. Las casi niñas ucranianas prostituidas, que llegaron a Barcelona pensando en triunfar como bailarinas, son cruelmente castigadas. Hay mucha violencia en esta novela, más de 10 muertos, mucha acción, angustiosas persecuciones y una bonita historia de amor.
Dos mujeres comparten protagonismo con Méndez. Eva Ostrova, una ucraniana de 15 años de trágica vida, que logra escapar de la mafia y solo piensa en vengarse, se convierte en una máquina de matar. Y Mónica Arrabal, una dama muy religiosa y caritativa que ayuda a prostitutas, pero que adopta las ideas de Méndez. El inspector y Mónica descubren paralelamente la terrible aventura de Ostrova y deciden protegerla. Han de pagar los capos de la organización, no las víctimas.
Hay un punto en común entre Ledesma y Méndez, ambos son algo anarquistas y ambos han trabajado toda su vida. Ledesma ya sabía a los 14 años que quería ser escritor. Apenas cumplidos los 20 escribióSombras viejas, que ganó, en 1948, el Premio Internacional de Novela José Janés. La censura impidió su publicación. A los 23, se graduó en Derecho. Entró como asesor jurídico en Bruguera, donde empezó a escribir guiones de El inspector Dan y de El doctor Niebla. Y luego novelas del Oeste con el seudónimo de Silver Kane, de tres a cinco a la semana. Publicó 400. Trabajó en la editorial hasta 1966, cuando entró como periodista eventual en El Correo Catalán, y de ahí a La Vanguardia.
Méndez nació en la página 134 de Expediente Barcelona (1983) como personaje secundario. Al año siguiente Ledesma ganó el Planeta conCrónica sentimental en rojo, a las que hay que añadir ocho novelas más y un libro de relatos.
El escritor solía decir que el protagonista de estos libros no era Méndez, sino las calles de su Barcelona, con la frontera norte en la plaza de Catalunya y al sur, el Poble Sec, el Paral.lel, el mar, el barrio chino, La Rambla.
En Peores maneras de morir trabaja un Méndez más melancólico que nunca, desesperadamente nostálgico de esa Barcelona que conoció. En la novela, cuenta su historia. De cuando era policía franquista y perseguía rojos, a los que luego servía de enlace en la cárcel. Nunca será ascendido. Es compasivo con los débiles e implacable con los malos de verdad.
Vive en un pisito frente a les Dressanes, atiborrado de libros, y comparte recuerdos amargos con el Poeta, que tiene como hogar el taburete de un bar.
Un funcionario del depósito de cadáveres dice a Méndez: “Dentro de un mes habrá pasado una de estas tres cosas: le habrán jubilado o le habrán echado de la brigada o le habrán envenenado en su bar de confianza”. Si leen la novela, verán qué sucede en realidad y compartirán su Barcelona. Como dice Méndez: “El corazón tiene recuerdos que el cerebro olvida”.
El País, 14 de enero de 2013